Por mucho tiempo me negaba a realizar los desodorantes. Teníamos las investigaciones necesarias para crearlo, los ingredientes, parte de la receta; en fin teníamos casi todo para crear el producto. Nos faltaba un empujón para confeccionarlo.
Cuando se comenzó a realizar las primeras pruebas, llegamos a reflexionar sobre el qué era lo que nos detenía si técnicamente lo teníamos todo para llevarles el producto. Reflexionamos lo suficiente a remontarnos a hace 3 años. En ese tiempo estuvimos utilizando unos productos naturales que nos regalaron, entre ellos 3 desodorantes comerciales. Los desodorantes eran conocidos, populares entre la comunidad vegana o con interés de utilizar productos naturales sin químicos.
En agradecimiento a quien nos regaló los desodorantes, comenzamos a utilizarlos. El resultado, no fue el esperado. Nuestras raíces caribeñas, el calor de nuestro pías y la humedad eran más fuertes, para nada compatible con la efectividad del producto. Para ese entonces estábamos convencidos que los desodorantes naturales no eran para nosotros.
Pero todo cambio cuando mi hermana nos enseños sus axilas todas quemadas pidiéndome probar las opciones para que confeccionemos un desodorante. A eso se unió una amiga pidiendo lo mismo ya que no quería seguir pescando desodorantes en tiendas por departamentos con productos de marca. Dos situaciones que nos llevaron a investigar más, crear y probar diferentes mezclas hasta llegar al resultado final, EL DESODORANTE.
Actualmente, luego de 3 meses probando el producto, 1 mes en venta y sobre 30 clientes usándolo, estamos convencidos que fue una buena movida. El resultado se ve, nos los han dicho y nosotros podemos hablar de ello. Para nada regresamos al uso comercial de un producto que por sus químicos pueden afectar nuestro cuerpo. Podemos levantar los brazo con libertad y sin preocupación.